(autor de
"Mi amigo el Che")
Salta, Cárcel Penitenciaria, 8 de julio de 1968.
Señor
Ricardo Rojo:
Ricardo Rojo:
Al fin ha
llegado a nuestras manos un ejemplar de su libro.
Nuestra
primera impresión recibida a través de la lectura del resumen aparecido en
"Siete Días", se ha visto lamentablemente confirmada.
No
pretendemos ahora hacer una crítica formal. En primer lugar porque no somos
críticos literarios; y en segundo lugar porque nuestra preocupación fundamental
es otra. Ud. la conoce porque algo de esto hemos hablado en nuestras breves
entrevistas.
A través
de ellas creíamos, y Ud. aún lo afirma, que nos movían las mismas inquietudes.
Ahora tenemos la certeza de que aquella apreciación nuestra fue errónea. Y como
esa certeza surge de la lectura de su libro, analizaremos su contenido en
aquellas partes que nos afectan directamente, y en cuanto a su intención
general: "Dar a conocer el mensaje personal y político del Che". Lo
hacemos porque callarnos significaría complicarnos con la mentira consciente e
inconscientemente expresada por Ud.; además, de deslealtad con nuestros
compañeros - nuestros hermanos mayores Che y Segundo, Hermes y otros - como así
también con nosotros mismos.
No se
trata de rendirle honores a nadie. Entre nosotros los honores se rinden de otra
manera:
haciendo la Revolución. Se trata simplemente de rescatar la verdad; de ubicar a los individuos y a los hechos como realmente fueron; sin subjetivismos deformantes.
haciendo la Revolución. Se trata simplemente de rescatar la verdad; de ubicar a los individuos y a los hechos como realmente fueron; sin subjetivismos deformantes.
Cuando no
conocemos algo tratamos de informarnos, pero a falta de información, jamás
daremos crédito a las versiones de nuestros enemigos. Ud. parece que sí, y saca
conclusiones de la guerrilla en la Argentina. Sobre esto creemos que tenemos
indiscutido conocimiento en cuanto a la forma de su constitución; a los hechos
que protagonizamos y al pensamiento de su jefe; nuestro Comandante Segundo.
Ud., sin
duda, tuvo que inventar la historia y para ello se valió de todos los elementos
dados por Gendarmería. Porque Ud. jamás comprendió cabalmente una concepción
estratégica y mucho menos a los hombres que esta concepción requería.
Quiso
evitar que el mito sepultara al hombre y terminó sepultando al hombre bajo un
mito que lo niega.
La
guerrilla en Argentina, es una consecuencia de una línea estratégica global
para la Revolución en América Latina. Esta línea estratégica fue concebida por
los revolucionarios cubanos hace bastante tiempo.
Ya en
1960, el Che tenía esta concepción elaborada y a partir de ella procedió en
consecuencia. Masetti, amigo y compañero del Che, no era ajeno a la misma. Pero
no sólo la conoció sino que la emprendió y la abrazó como propia. De aquí a
intentar su realización hay un paso, la decisión de hacer; y Masetti tuvo la
decisión suficiente. Ya en 1960 comienza a dar sus primeros pasos. Para
entonces sabía muy bien lo que debía hacer. Llegaban además a Cuba en esa época
muchos turistas revolucionarios y a través de ellos se conocía la situación
general de nuestro país. Algunas tareas de solidaridad revolucionaria (por ejemplo:
Guerra de Liberación Argelina) lo distraen momentáneamente de su propósito
fundamental. Recién en 1962 se abocó directamente a esta tarea.
No es
pues, la renuncia a "Prensa Latina" lo que decide su camino, forma
caprichosa de hacer las cosas, sino la consecuencia práctica de una concepción
madura. De todos modos dejaría "Prensa Latina" para concretar su
plan. Recordamos algo que siempre nos decía: " Cuidado con los
periodistas". Los periodistas profesionales son, ante todo, periodistas:
"Para ser revolucionarios hay que sacrificar al periodista". Él antes
de renuncia a "Prensa Latina" había sacrificado ya al periodista.
En mayo de
1962, uno de nosotros ingresó al E.G.P. [Ejército Guerrillero del Pueblo]
Nuestro conocimiento, es por lo tanto directo; y no de segunda mano o producto
de la fantasía.
Inmediatamente
después de superada la crisis de Octubre y en el primer vuelo de la
"Cubana de aviación", salieron Segundo y cinco compañeros más (de los
cuales uno era cubano, Hermes Peña, Capitán) hacia la Argentina. Desde entonces
nunca más volvió a Cuba. Nos preguntamos ahora si Segundo poseía el don de la
ubicuidad o Ud. miente. ¿Cómo podría Ud. reunirse con Segundo y el Che en 1963
si Segundo ya no estaba allí?
Pero está
visto que quien comienza mintiendo necesita seguir mintiendo. En esto
evidentemente le hace honor a su maestro el Dr. Frondizi, "sin duda
maestro de una generación de políticos jóvenes".
Ya metido
en la fábula hay que explicar el nombre de Segundo. Nada más fácil entonces que
acudir a Gendarmería. Si hay un Comandante Segundo, tiene que haber un Primero.
¿Y qué otro que el mismo Che pudiera ser el Primero? Argumento infantil y
probativo, pero útil a los fines de la reacción. Pero la verdad es esta:
Al
ingresar al E.G.P., cada miembro adoptaba un nombre de guerra: y Masetti eligió
el de Segundo por el siguiente motivo: el Che que en ese entonces realizaba
tareas imprescindibles para la Revolución Cubana, pertenecía en forma
"honoraria al E.G.P.", conociéndoselo a este fin con el nombre clave
de Martín Fierro, prototipo del gaucho argentino. Masetti eligió el de otro
gaucho famoso y Segundo Sombra lo era. Varios de nosotros seguimos el ejemplo.
Luego Masetti fue conocido simplemente por "Segundo" y además, fue,
realmente nuestro primero y único Comandante.
Y sigue
avanzando en su mentira sorprendiendo a los lectores en su buena fe. Es en el
relato de los hechos donde llega a límites increíbles y donde aparece con más
claridad su arma fundamental; la misma de los imperialistas y la reacción: la
mentira.
Masetti
entonces deja de ser un revolucionario, consecuente con su concepción
revolucionaria para convertirse en un neurótico prepotente y cruel cuando no
sádico. Así mueren inexplicablemente (¿asesinato?) "Pupi" y
"Nardo". Entonces el relato alcanza el nivel del melodrama, de la
fotonovela. Los supuestos "fusilados" se convierten en mártires que
saben morir y Segundo el asesino. Ud. no tiene ni la más remota idea de lo que
es moral revolucionaria y es en base a este desconocimiento y sin duda a su
propia moral, que logra hacer semejantes trasposiciones de personalidad.
¿De dónde
salen semejantes relatos?
También
esta vez (¿casualidad?) de la novela de Gendarmería. ¿Y qué más sale de allí?
La muerte de Jorge y Hermes. Ud. repite sistemáticamente la novela y nos
asombra nuevamente que la repita porque de esto habíamos hablado. Ud. eligió la versión de Gendarmería
porque creyó en ella y porque le servía para abonar su propia teoría de la
revolución. Dice Gendarmería que Hermes disparó veintiocho tiros de su M2 antes
de morir y Jorge cuatro de su revólver 38M.
Nosotros
no estuvimos en el lugar de los hechos como para hacer un relato fiel, pero
sabemos que la versión es falsa por una razón muy sencilla que dimos a los
propios gendarmes. La única arma que Jorge poseía era un revólver S. & W.
Colt 38. Este revólver estaba inutilizado desde hacía varios días. Con esa arma
no se podía disparar. ¿Porqué Gendarmería dio esa versión? Sencillamente para
su propia coherencia. Ellos atacan los procedimientos guerrilleros (emboscadas)
pues los consideran actos cobardes e inhumanos. ¿Cómo podrían decir entonces
que Jorge y Hermes cayeron en una emboscada tendida por ellos?
Señor
Rojo: Si Ud. hubiese conocido a los hombres, habría supuesto mejor. Pero no
partió de suposiciones sino de versiones de los enemigos del Che y de la
revolución. Así, los hombres de la revolución actúan caprichosamente en su
novela por extrañas motivaciones; desplazados de sus funciones por
desinteligencias en el campo socialista; despojados de una concepción madura.
La muerte
de Masetti y del Che resultan inútiles y aparecen como el grito solitario de
tozudos empedernidos abandonados por sus propios compañeros. No son el producto
de una concepción nueva de la vida y del hombre a la cual ellos fueron fieles,
sino el producto del romanticismo y de las componendas de los países
socialistas con el imperialismo.
Masetti
muere según Ud. por cumplir con el Che y no por una consecuencia
revolucionaria.
El Che
muere por sus desinteligencias con Fidel. ¡Qué poco conoció Ud. al Che!
Si en
nuestro caso se ajustó en su relato al relato de Gendarmería, en el caso del
Che repitió la historia de la CIA.
El Che
resulta así la víctima propiciatoria de los problemas de Cuba con la URSS
y China. Su llamado de crear uno, dos,
tres, muchos Vietnam, no sería el fruto de una concepción estratégica, sino una
queja contra soviéticos y chinos, vale decir, expresión de su propia soledad.
En
realidad es un alegato contra los pseudo-revolucionarios y los
"amigos" como Ud. A los Vietnam no los tienen que fabricar los
soviéticos, ni los chinos, ni los cubanos, sino nosotros, los pueblos que
tenemos que hacer nuestra revolución.
Queremos
que sepa otra cosa más. Los revolucionarios tienen compañeros no
"amigos". Ud. no fue compañero del Che; por eso no puede apreciar su
verdadera personalidad. Por compañeros nosotros entendemos un término más alto
y más hondo que supera en dimensiones la amistad amiguista de hombres como Ud.
Para
terminar, lamentamos que con su deslealtad haya hecho aparecer al Dr. Gustavo
Roca y nuestros abogados defensores como infidentes. Esto se llama vulgarmente
caradurismo, y a los que lo practican caraduras. Ud. lo es.
Pese a
todo, la concepción del Che se ha salvado. Porque todavía hay hombres - y cada
día más- que al calor de estos tiempos Latinoamericanos maduran en el amor por
sus pueblos y la humanidad.
Ellos
comprendieron la muerte de muchos héroes como el Che y Segundo como un grito de
guerra y un canto de amor; como un llamado a la guerra por el triunfo
definitivo del amor entre los seres humanos.
Ud. no.
Nosotros
los compañeros del Che, de Segundo, de Hermes y de los anónimos revolucionarios
que a diario mueren en la lucha por la liberación de sus pueblos, nos apuramos
a desenmascarar su mentira rechazando de entrada toda revisión proveniente de
los fieles agentes del imperialismo como es ese experto en "Asuntos
Latinoamericanos del The New York Times" que tanta gratitud le merece por
haberle "revisado" su libro.
Así mismo, la presente, tiene el carácter de Carta
Abierta.
Federico Evaristo Méndez - Juan Héctor Jouvé