Camilo Cienfuegos

La Habana, 3 (PL) – A lo largo de una semana, la desaparición del comandante Camilo Cienfuegos, jefe del Ejército Revolucionario de Cuba, y las peripecias de su intensa búsqueda, han monopolizado la atención de todo el pueblo. El hombre que el miércoles 28, a las 6 de la tarde, tomó un Cessna 310 de la Fuerza Aérea Revolucionaria, en el aeropuerto de Camagüey sin que se sepa cuál ha sido su destino, es de los que han calado hondo en el amor de las multitudes.

Cienfuegos, el menor de 3 hermanos, nació en 1933 en uno de los barrios más populosos del municipio de La Habana: Arroyo Apolo. Rebasada la enseñanza primaria, inició estudios de pintura para trabajar en una sastrería de la calle de Simón Bolívar (Reina).

El dependiente del comercio de modas masculinas apenas contaba con 20 años, cuando se produjo un hecho que le conmovió tanto como a la mayoría de los jóvenes de su edad : el ataque al cuartel Moncada, de Santiago de Cuba, el 26 de Julio de 1953.

La más reciente generación cubana se adelantaba a enfrentarse con las armas al régimen de Batista, comandada por un joven abogado, Fidel Castro.

No tardó Camilo en unirse a la lucha cívica posterior a aquel intento. Junto a su hermano Osmani, estudiante de arquitectura participó en actos de protesta de los universitarios, y en ellos supo de los golpes de los grupos de represión policíaca de Batista, de la cárcel y la persecución y finalmente del exilio. En Estados Unidos se unió al Movimiento 26 de Julio, que ya Castro había organizado después de su salida del presidio de la Isla de Pinos, a fines de 1954.

Fue Cienfuegos de los que acudió a México a mediados de 1956, para recibir una rápida instrucción militar y participar en el grupo de los 82 que acompañaron a Castro en el yate Granma, que arribó a las costas orientales de Cuba le 2 de diciembre de aquel año.

Aquel reducido ejército de civiles armados fue dispersado por los tropas de Batista, tres días después del desembarco. Pero luego de inenarrables vicisitudes, a fines de diciembre ya había logrado Castro rehacer un grupo de 12 hombres que habría de ser el núcleo matriz de la columna N°1 "José Martí". Cienfuegos era uno de aquellos 12 y fue designado teniente en el primer combate, el del Uvero.

Por su coraje y su inteligencia en la lucha de guerrillas, ya en octubre ostentaba el grado de capitán. Cada misión encomendada era una misión cumplida. Cuando la lucha armada descendió de la Sierra al llano, en abril de 1958, allí en Cauto del Paso y Cauto Embarcadero estaba Camilo. Allí contribuyó a desbaratar la ofensiva desatada por Batista en Agosto. Y ya allí los heroicos barbudos tenían un nuevo comandante.

Después, junto con el comandante Ernesto "Che" Guevara, realizaría uno de las mayores hazañas de la revolución cubana: la invasión hacia la provincia central de Las Villas, un recorrido de más de 500 kilómetros que incluía el cruce de las llanuras de Camagüey. Mientras Guevara lo hacía por la Costa Norte, Cienfuegos avanzaba por la Costa Sur, con su columna "Antonio Maceo", de 90 hombres, acosado por miles de soldados. El 7 de octubre, después de 30 días de penosa marcha, llegó a su destino con sólo dos bajas.

En su campaña de más de 2 meses en la provincia de Las Villas, Cienfuegos culminó su perfil de personaje de leyenda. Guevara y el lograron coordinar la acción de los grupos dispersos que allí luchaban, y con las batallas de Santa Clara y Yaguajay, en las postrimerías del años, quedó sellada la derrota del régimen de Batista.

El primero de enero, en medio de una situación política y militar de gran confusión, Castro encomendó a Cienfuegos la ocupación del principal campamento del país, la ciudad militar de Columbia. El comandante de 25 años, aún con la fatiga de 11 días de combate, cumplió su misión. Se le designó entonces gobernador militar de La Habana, y luego Jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde.

Su desaparición puso de manifiesto cómo y hasta qué punto su mayor hazaña es el haber conquistado el corazón de su pueblo, del que es un genuino producto, y que vive pendiente de quien ya no puede morir en la historia de la revolución cubana.