(Escrito hacia marzo de 1961, a propósito del viaje que realizara el dirigente argelino Benkhedda por el continente americano.)
El viaje que realizó Benkhedda por América Latina tuvo gran influencia, una influencia decisiva, sobre su pensamiento. En tres meses (octubre 60 – enero 61) pudo aprender en los hechos algunas cosas muy importantes.
El viaje que realizó Benkhedda por América Latina tuvo gran influencia, una influencia decisiva, sobre su pensamiento. En tres meses (octubre 60 – enero 61) pudo aprender en los hechos algunas cosas muy importantes.
1º- Descolonizar no quiere decir ni mucho menos que el Estado colonial desaparezca, pues las ex-colonias de España y Portugal, ya se puede ver lo que son hoy día, más de un siglo después de la descolonización.
2º- Independencia política puede ser una trampa, una ilusión, un engaño, una apariencia; un amo se va, otro (u otros) viene, más o menos disfrazado.
3º- El colonialismo económico es tanto más grave cuanto más solapado.
4º- Una burguesía nacional (y hasta nacionalista en palabras) puede muy bien hacer el juego del colonialismo económico.
5º- Las elecciones, los partidos, la democracia representativa, son instrumentos del colonialismo económico, manteniendo al pueblo dormido e inerme con la ilusión de que es libre y soberano, puesto que elige a sus representantes.
Ya todo esto indicaba lo que se debe evitar.
Faltaba todavía ver lo que conviene hacer. Y eso Benkhedda lo vio en Cuba. Allí terminó su gira. Pero quiso permanecer después de la visita oficial, unas dos semanas, para estudiar de más cerca las realizaciones de la Revolución.
Cuando regresó, estaba bien preparado para la reunión plenaria del Consejo Nacional de la Revolución Argelina, celebrado en febrero en Trípoli. Todo el mundo conoce los resultados de dicha asamblea.
El viaje de Benkhedda por América Latina se hizo a tiempo. Es una suerte para Argelia.
